La noche de San Juan

El día más largo del año, la noche más corta. Con todo y con las carreteras solo se llenan a partir de que el sol deja de darnos su energía en forma de luz.
La noche de San Juan viene a ser algo así como fin de año pero con más calor. Es la típica noche en que hay que salir, no te puedes quedar en casa porque si no eres un friki o un marginado o un antisocial.
Como estás obligado a salir, y no te gusta salir solo, decides donde ir con los colegas. Esto es algo que siempre se debe hacer cuando quieres salir acompañado, decidir el lugar. Esto es porque si no se tuviese esta conversación al final cada uno iría por su lado y no os encontraríais, lo cual no dista mucho de ir solo, que es algo que no queremos.
Pues un mes antes se empieza a decidir el sitio… tres semanas antes se sigue decidiendo el lugar… dos semanas antes continúa el debate sobre el destino… la semana antes prosigue la discusión… y el día antes ya casi lo tenéis concretado. Total, que hasta el mismo día no se sabe quien va ni a donde.
En definitiva lo único que se tiene que decidir es a la playa que vais a ir. A una discoteca no se puede ir en ninguna fecha señalada (ni a un concierto de Miss Kittin) porque está a reventar y no se puede respirar. Y claro, a todo el mundo le gusta respirar. También se puede ir a una rave, pero todo depende del nivel de drogadicción de cada uno. Lo habitual es ir a una playa.
Tras la decisión de la playa, y como ya no quedan muchas horas para la noche se ha de ir a comprar la bebida. Una botella o media (o dos) por persona más el refresco para mezclarlo, porque una playa en San Juan sin botellón es como una maceta sin flor. Después de comprar las bebidas hay que hacer cuentas, porque solo han ido a comprar dos o tres las bebidas para quince (porque aunque no quieras en San Juan siempre acabas con mucha gente). Se hacen las cuentas y todo el mundo debe más de lo que quisiera, primeros conflictos. Al final cada uno desembolsa lo que le da la gana y los que han ido a comprar pringan el doble (van a comprar y pagan más). Pero bueno, nadie se enfada porque la gente quiere empezar la fiesta.
El trayecto es un buen lugar para pensar como será la noche. Si vas en transporte público te das cuenta de que los chinos viven de puta madre con su densidad de población, porque en el tren hay doscientas cuarenta y ocho personas por metro cuadrado. Y con saber un poco de física se puede deducir la temperatura que hace, lo cual lleva a que el ambiente sea muy denso, digamos que el aire que rodea a la gente si lo pusieras en agua no flotaría. Por lo tanto tienes tiempo para pensar en la noche y otras cosas para no pensar solo en cómo puede ser que sigas viviendo en esas condiciones tan adversas. Si vas en coche puedes tener la suerte de tener aire acondicionado, pero las caravanas que se forman son la envidia de las hormigas. Lo cual también deja lugar a la planificación.
Da igual lo que tardes en llegar y de lo sociópata que te hayas vuelto por el camino, porque ya estás en la playa.
Llega el momento de las divisiones. Unos se bañan, otros hacen una hoguera (de San Juan), otros se lían un peta y otros empiezan con el alcohol. A lo largo de la noche todo el mundo irá cambiando de ocupación (los del peta se hacen un cubata, los que se bañaban se hacen un cubata, los de la hoguera se hacen un cubata y los del cubata, se hacen un peta, y así irán cambiando durante la noche).
En San Juan se suele conocer a gente, ya sea porque alguien ha traído a sus colegas que no conocías o por el resto de la gente de la playa, que como también van bebidos no hay problemas para entablar una amistad. ¿Y qué pasa cuando juntas a gente nueva y alcohol? Que empieza la temporada de pesca. Todo el mundo quiere ligar. Se oye de fondo: ¡Ponme tres cañas! ¿Cómo las quieres? ¡Para pescar!
Claro, porque a demás las chicas van en bikini y los chicos enseñando el torso, y estáis en la playa, vuelven a vosotros esas imágenes de nuestros ancestros dirigiéndose a Poseidón y pidiéndole una buena pesca.
El problemilla viene para los fumetas, pues lo tienen difícil para ligar gracias a sus artes escultóricas pues el hash en verano suele ser malo, y dando de fumar algo malo no triunfas nada en la vida.
Se reviven esas imágenes de aborígenes guiados por un chamán (léase el que pone los cubatas) danzando sus propios gritos y haciendo alarde de su valentía. Este alarde del que hablo es el de saltar la hoguera… Los más fuertes lo consiguen, los menos osados ni lo intentamos… pero siempre hay alguien que lo intenta y no lo consigue, al día siguiente lo negará, pero todos tendréis esa imagen en vuestra retina.
Después de estar ya dos horas haciendo el tonto en la playa te das cuenta de que la playa no es una discoteca, ni es una casa… es decir, que no hay mucho que hacer. No puedes bailar, pues no hay música. No puedes ver una película. No puedes conectarte al Messenger a ver si está la chavala a la que quieres tirar los trastos. Estás limitado.
Este es el momento de demostrar el ingenio y crear algo que entretenga a la mayoría (siempre hay una minoría que se baña o solo hace petas o bebe). Un juego suele ser una buena solución. El duro no, porque no hay mesas y en la arena la moneda no rebota, lo aviso porque después de tanto beber seguro que alguien lo propone.
Humildemente aconsejo jugar a la abuela* o al papelenlafrente**.
Después de unas cuantas partidas ya casi no te aguantas de pie y ves como algunos van a mojarse un poco para no marearse, les sigues, te mojas y vuelves.
Seguís cantando y haciendo un poco el tarugo hasta que sale el sol. Todos viendo la salida del sol como si nunca la hubiesen visto, alucinando de cómo se puede demacrar tanto la cara de alguien tras una noche de fiesta, pues hasta ahora no había luz que reflejase el acontecimiento.
Ya estáis hasta los huevos de estar en la playa, ya no hay nada que hacer, estáis cansados y toca la vuelta, durmiendo. Ya sea en coche o en transporte público, la vuelta se ha de hacer durmiendo.
Y al llegar a casa, pues a seguir durmiendo y a esperar el año que viene, en el cual harás lo mismo y te darás cuenta de lo poco que evolucionas con los años.

*Abuela: Este juego consiste en nombrar a los jugadores por números y que uno sea la abuela. La abuela habla y dice: “Cuando la abuela se murió x vasos de vino se bebió”. Siendo x un número de un jugador. Ese jugador se da por aludido y dice: “¿Cómo qué x?” Siendo x el número antes mencionado. La abuela responde: “¿Cuántos pues?”. A lo que el otro jugador dice: “el x”. Siendo x otro número de otro jugador. Y así se van pasando la frase. Cuando alguien se equivoca tiene que beber. Esto pasa muy a menudo.
**Papelenlafrente: A mí este juego me gusta mucho, pero con muchos jugadores se puede hacer un poco pesado, y con pocos se hace aburrido. Lo ideal es jugar de tres a cinco jugadores. Preparación: cada jugador mira al jugador de su derecha y escribe el personaje (real o imaginario) que le viene a la mente al ver al jugador en un papel de liar. Después le pega el papel en la frente a ese jugador. Juego: el jugador hace una pregunta cuya respuesta solo puede ser “sí” o “no” sobre su personaje. Si la respuesta es “sí” pasa el turno a la izquierda, si la respuesta es “no” tiene que beber y pasa el turno. Gana quien acierte su personaje. También se bebe bastante en este juego. Aconsejo poner personajes graciosos: Caponata, Doraemon, Bush, Pac-man…

Kouto